Algo de mí

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Nací en León el año que murió Marilyn, pero a los cuatro años llegué a Madrid con mi familia en busca de un futuro. Por aprovechar el viaje me quedé más de medio siglo. Bueno, de buscar futuro se encargaban mis padres. Yo solo comía, y de qué manera, hacía mis necesidades fisiológicas y dormía como un ceporro, en opinión de mi madre que en gloria esté.

Crecí en una casa con taza de váter compartido para tres familias y, desde entonces, presumo con orgullo de mis orígenes arrabaleros. La heroína se llevó a mucho de los amigos con los que jugaba a las chapas y de ese entorno han surgido muchos de mis escritos. Yo tuve más suerte.

Tanta como para ser el primer universitario de la familia y hacerme periodista.  Disfruté del oficio cuando todavía había télex, se fumaba y se bebía en las redacciones. Sí, soy un nostálgico de aquellos días y también se ha reflejado en más de una página de mis novelas. He vivido con dignidad del oficio durante más de 30 años hasta que me quedé sin un trabajo estable. No me quejo.

Desde entonces sobrevivo con peonadas y me dedico a la narrativa en mi calidad de 'escritor de culto'. Dícese de aquel que no firma en la Feria del Libro ni en la caseta del perro.

Continuará... (o eso espero)