
Muchas gracias, señora Núñez -Noelia si me permite- por esa ejemplar honestidad que le ha obligado a irse después de mentir como una bellaca y que le hayan pillado con el carrito de los helados. No se me ocurre mejor fecha para ello con estos calores. De no ser así, allí seguiría, cual halcón peregrino, con las garras aferradas al pesebre.
La grandilocuencia de su jefe a la hora de atribuirse para su partido toda la honradez posible y más tras la dimisión de la joven promesa da entre muchísima e infinita vergüenza ajena. Que no sea una excepción no aminora el bochorno. Feijóo, que se las prometía tan felices cuando saltó el repugnante ‘caso Cerdán’, debe estar altamente pesaroso por no haberse cogido las vacaciones de verano en Semana Santa.
Entre las fechorías de Vito Montorone, de largo el caso más grave en mucho tiempo —ya es decir en este país— por el execrable uso de lo público, en toda su extensión, en beneficio del sector privado, y las patrañas de Noelia Núñez, solo le falta una salmonelosis en un chiringuito playero. Eventualidad nada deseable, por supuesto.
La joven de Fuenlabrada era uno de los valores más en alza del PP por su preparación, buen pico y óptima imagen. Por lo visto, la niña de los ojos de Ayuso que, a estas horas, andará muy decepcionada. Otro fin se semana en el chalete a cuenta de los madrileños, aunque sea un incordio eso de llevarse los filetes rusos de casa, y a volver con las pilas cargadas, presidenta. Lo de la preparación de Noelia Núñez ya se ha visto que se limitaba a fabular carreras universitarias a tutiplén. Y, claro, se vino tan arriba que se pasó de lista y, lo que ha sido peor para su futuro, tomó a los demás por tontos.

Es comprensible. Con lo poco que le costó licenciarse en Derecho ¿por qué no también en Ciencias Políticas, Física Nuclear o Ingeniería Aeronáutica? ¿Por qué no dominar tantos idiomas como para ser capaz de entender a todos los jurados de Eurovisión sin traducción simultánea? ¿Por qué no añadir un curso CCC de bandurria para dar un toque bohemio? Pues eso.
Hay que admitir que el cinismo de Feijóo no conoce límites. No solo apela a la honestidad de su partido, ese mismo que podría haber celebrado un congreso en Soto del Real, sino que lamenta profundamente los ataques sufridos por Núñez ¿De verdad, don Alberto? ¿Usted oye a los suyos o tiene la capacidad de dormir con los ojos abiertos? Y eso día tras día y día tras día. Pobre Noelia, qué pena me da.